Marcha en puntillas en niños: ¿Cuándo es normal y cuándo preocuparse?

Marcha en puntillas en niños: ¿Cuándo es normal y cuándo preocuparse?

Caminar sobre la punta de los pies es una conducta habitual en muchos niños y niñas pequeños cuando están comenzando a dar sus primeros pasos. En la mayoría de los casos, esta forma de caminar desaparece de forma espontánea con el tiempo. Sin embargo, si persiste más allá de los primeros años, puede indicar una alteración en el patrón normal de la marcha.

¿Qué es la marcha en puntillas infantil?

La marcha en puntillas es un tipo de desplazamiento en el que el niño camina sin apoyar completamente el talón, utilizando principalmente la parte delantera del pie. Esta forma de caminar puede observarse hasta los 10 años, aunque lo más habitual es que desaparezca hacia los 2 o 3 años.

Cuando se mantiene en el tiempo, especialmente a partir de los 5 o 6 años, puede tratarse de una alteración biomecánica o un hábito adquirido. En algunos casos, los niños no son capaces de apoyar el talón de manera adecuada al caminar, lo que puede derivar en tensiones musculares, sobre todo en la parte posterior de las piernas.

¿Es siempre un problema?

No necesariamente. En muchos casos, caminar de puntillas no provoca molestias ni dolor. Aun así, esto no implica que deba ignorarse, ya que con el paso del tiempo puede generar problemas secundarios, como acortamiento muscular, rigidez articular o desequilibrios posturales.

Cuando la marcha en puntillas no es muy marcada, puede haber un leve apoyo del talón por efecto del peso corporal, aunque insuficiente para una correcta distribución de la carga al caminar. Esto genera una contracción continua de la musculatura posterior, especialmente del tríceps sural, lo que puede limitar la movilidad.

¿Cuáles son las causas más frecuentes?

Existen múltiples factores que pueden influir en la aparición de esta condición:

  • Musculares: Retracción o acortamiento del tendón de Aquiles.
  • Estructurales: Alteraciones óseas del pie o del tobillo.
  • Neurológicas: Trastornos del desarrollo neuromotor o patologías como parálisis cerebral.
  • Genéticas: Algunas distrofias musculares pueden manifestarse con marcha en puntillas.
  • Idiopáticas: Sin causa clara aparente; en muchos niños se debe simplemente a un hábito.

Cabe destacar que no todos los niños que caminan de puntillas presentan un acortamiento real del tendón de Aquiles o un trastorno muscular. Por eso, es fundamental una valoración médica completa.

¿Cómo se diagnostica?

El primer paso ante la persistencia de esta marcha es descartar una causa neurológica. El pediatra o especialista en desarrollo infantil podrá derivar al niño a un fisioterapeuta, neurólogo o traumatólogo pediátrico para una evaluación más profunda.

Algunas pruebas complementarias que podrían indicarse incluyen:

  • Exploración física y funcional
  • Estudios de imagen como radiografías o resonancia magnética
  • Pruebas neuromusculares (electromiografía)
  • Análisis de sangre para descartar enfermedades musculares hereditarias

Tratamiento de la marcha en puntillas

El tratamiento dependerá de la causa, la edad del niño y la severidad del caso. Lo más recomendable es un enfoque multidisciplinar. Algunas de las opciones incluyen:

  • Fisioterapia: Ejercicios específicos de estiramiento y fortalecimiento, especialmente del tríceps sural y la musculatura del pie.
  • Ortopodología: Uso de plantillas personalizadas o férulas (de uso nocturno o diurno).
  • Yesos seriados: Indicados en algunos casos para corregir el acortamiento progresivamente.
  • Intervención quirúrgica: Solo se contempla en casos extremos donde exista un acortamiento significativo del tendón de Aquiles y no hayan funcionado las terapias conservadoras.

¿Cuándo consultar con un especialista?

Se recomienda acudir a un profesional si:

  • El niño continúa caminando de puntillas después de los 2 o 3 años de edad.
  • La marcha se da solo en una pierna.
  • Existe rigidez, dolor o dificultad para apoyar el talón.
  • Hay antecedentes familiares de trastornos neuromusculares.

Un diagnóstico precoz puede evitar complicaciones mayores y mejorar el pronóstico a largo plazo.

La marcha en puntillas no siempre es motivo de alarma, pero sí debe observarse y, de ser necesario, tratarse a tiempo. Con el acompañamiento adecuado, la mayoría de los casos pueden corregirse sin recurrir a intervenciones invasivas.

Preguntas frecuentes en el ámbito de la podología.

1. ¿Es normal que mi hijo camine de puntillas?

Sí, en muchos casos es normal. Durante los primeros años (hasta los 2-3 años), algunos niños caminan de puntillas de forma intermitente mientras exploran su equilibrio y coordinación.


2. ¿Hasta qué edad es considerada una variante normal?

Se considera una variante del desarrollo si el niño camina en puntillas de manera ocasional hasta los 2-3 años y puede apoyar el talón cuando se le indica o cuando camina despacio.


3. ¿Cuándo debo preocuparme?

Conviene consultar al podólogo, pediatra o traumatólogo infantil si:

  • La marcha en puntillas es constante después de los 3 años.
  • El niño no puede apoyar el talón en el suelo.
  • Existe rigidez en el tobillo o acortamiento del tendón de Aquiles.
  • Hay retrasos motores asociados (por ejemplo, dificultad para correr, saltar o subir escaleras).
  • Se acompaña de otros signos neurológicos (rigidez, debilidad, asimetrías).

4. ¿Se puede prevenir?

No siempre. Pero mantener la actividad física, permitir al niño caminar descalzo en superficies seguras y realizar juegos de estiramiento del tobillo pueden ayudar a prevenir rigideces.

5. ¿Qué pueden hacer los padres en casa?

  • Observar la frecuencia del caminar en puntillas.
  • Practicar juegos que impliquen caminar sobre talones, saltar y estirar.
  • No alarmarse si ocurre de manera ocasional en menores de 3 años, pero sí consultar si es persistente o rígido.

Centro de Podología las Ramblas.

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