Llega el verano y dejamos atrás la época de los zapatos cerrados para que nuestros pies vuelvan a estar más expuestos con unas sandalias o calzados más veraniegos. Lo habitual es que los zapatos de invierno tengan unos pocos centímetros de tacón, algo que no ocurre tanto en los calzados de verano donde hay mucho zapato plano.
En los últimos tiempos se ha hablado bastante de lo perjudicial que es abusar de los tacones, ya que puede causar problemas en nuestra salud. Y se ha originado una tendencia a utilizar calzados más planos, reivindicando un estilo más casual que no está reñido con la falta de profesionalidad o la elegancia. Así, cada vez ha sido más habitual ver a gente llevando bailarinas, deportivas o alpargatas para ir a trabajar y para salir de fiesta. Hemos pasado de los zapatos con tacones vertiginosos a un zapato plano que no es la panacea, aunque muchos se piensan que sí.
El zapato plano puede generar dolencias en los pies, las pantorrillas y también en las rodillas.
¿Qué es el zapato plano?
Primero, es importante distinguir entre el zapato plano y el zapato fino, ya que muchas personas definen como “plano” lo que a veces es “fino”.
El zapato fino es aquel que no tiene amortiguación porque la suela tiene tan poco grosor que es el pie el que soporta todo el impacto de la pisada. Este tipo de zapato no se debería utilizar, con la única excepción de algunos deportistas como bailarines, pero en ningún caso para el uso cotidiano de una persona.
En podología cuando hablamos del zapato plano no recomendable, nos referimos a aquel que no tiene nada de tacón. En estos casos, el pie no tiene un apoyo correcto en la zona del talón ni una forma acorde al arco del pie, por ello puede provocar dolores tanto en los músculos como en los tendones del pie.
El zapato plano ideal es aquel en el que hay una ligera diferencia de altura entre la parte delantera del pie y la zona del tacón. Es decir que un poco de tacón en el calzado es lo adecuado para evitar dolencias presentes o futuras, ya que el tacón propicia el desarrollo del mecanismo de pronación necesario para doblar mejor el tobillo. No obstante, el tacón debe de ser de unos 3.5 centímetros, no de más, ya que esto sería perjudicial. De hecho, un estudio del Colegio de Podólogos de Reino Unido afirmó que tras una hora y seis minutos llevando tacones altos, comienza a sentirse ardor en la almohadilla delantera y tensión en el arco del pie.
El abuso del zapato plano puede ser tan perjudicial para nuestra salud como de los zapatos de tacón de 10 centímetros. Entre las lesiones que pueden ocasionarse: tendinitis, fascitis plantar, lordosis lumbar, arco caído y osteoartritis, entre otros.
¿Cómo evitar dolencias en los pies por calzado plano?
Como ya hemos dicho con anterioridad, el zapato fino es el que debería estar prohibido. El zapato plano es beneficioso siempre que tenga una buena amortiguación y sujeción del pie; y un tacón de unos 3-4 centímetros que permita la movilidad adecuada para el tobillo y mantener la forma del arco del pie.
Además, recomendamos que la transición de los zapatos de invierno con más tacón a los zapatos de verano con menos, se hagan de forma paulatina para que el pie se vaya habituando y no sea un cambio tan drástico.
En cualquier caso, ante cualquier molestia o duda, siempre puede acudir a su podólogo para realizar las consultas pertinentes. Siempre será recomendable independientemente de la edad y de la forma física, realizar un estudio de biomecánica de la pisada para conocer en qué estado se encuentra la salud de nuestros pies y que pautas debemos añadir en nuestro día a día.